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Bitacora de Aventuras


Jan 2, 2020

Te saluda Natalita, y por ahí anda mi duende Augusto, que no se si lo oyes todo emocionado. Él es el más fiel compañero que existe, ¿y sabes qué? ¡A ti también te acompaña uno, aunque todavía no lo conozcas! Soy una niña eterna que ayuda a otros a recordar La Gran Ciencia del Balance, contando historias de nuestras aventuras por La Princesa. Junto con Augusto, y muchos otros guías, imparto sesiones de sanación cuántica a todos esos niños eternos que están dispuestos a sanar, reprogramando sus creencias, pero de todo eso te cuento en las notas del programa. Mientras tanto, te dejo con una de las versiones de mi misma, que cuentan historias de colores, según quien decida contar la historia del día.

 

Bitácora de aventuras, edición Una Mariposa llamada Gahel:

 

       El 2017 me enseñó a apreciar la compañía, primero conociendo a Miguelo y yendo a sitios públicos de la manita, y después añadiendo compañía a mis cacerías de ruinas...

       Hace unos dos años, convencida por La Vida de que el mundo no se caería por añadir una compañía a mis cacerías de ruinas, decidí aventurarme con Michelle en uno de los mejores "roadtrips" que he tenido hasta ahora. Normalmente utilizo transportación pública en las cacerías, pero siendo dos, decidimos que quizás no sería tan difícil alquilar un carro. La ruta de Tailandia fue una de actividades corridas y muy cargada, con Michelle de conductora boricua bestial para poder lidiar con el tráfico de acá, y conmigo de copiloto en mi clásico papel de nerd que sabe cómo se lee un mapa a perfección pero en la vida se atrevería a guiar en ese tapón de motoritas (en el campo sí, el campo causó la reacción contraria de tranquilidad en mi y miedo en ella jeje). 

       Salimos esa mañana a ver una pagoda, con un lago a 2.5 horas como segunda parada (habiendo casi decidido dejar el recorrido por el centro de Lampang pero sin estar del todo convencidas), y otra pagoda a 1 hora adicional a eso como metas para el día. La noche anterior pasamos por la pagoda para saber la ruta y poder avanzar, porque nos quedaba de camino a donde nos quedaríamos. Vale destacar que esa noche estaba casi a punto de morir del mareo y las náuseas, descubrí que el café seguido de estar encerrada en un carro 4 horas para mi no es buena combinación, no lo he vuelto a hacer, y ni hablar de que la pobre Michelle me cogió en mi nota causada por el café que me tenía hablando más rápido y más de lo que ya normalmente hablo cuando entro en confianza con alguien, mis respetos. Marcamos en el mapa la entrada, el parking, y las máquinas de ath, porque necesitábamos efectivo, pero decidimos hacerlo en la mañana. 

       Nos levantamos y desayunamos, yo andaba callada esa mañana, como super en calma, tengo la teoría de que mi cuerpo siente los papelones antes de que lleguen. Llegamos al parking de la pagoda, nos bajamos y antes de entrar, vamos directo a las máquinas de ath, había dos, una al lado de la otra. Recuerdo a Michelle quejándose de algo pero en verdad no la escuché, andaba concentrada en bregar con la máquina, que se escuchaba rara. Me negó la transacción, no recuerdo ni con qué excusa, pero era algo bobo como que apreté el botón que no era en cantidad y me pidió cancelar y empezar de nuevo. La máquina intentó devolverme la tarjeta 3 veces, la escuchaba hacer wiwuwiwuwiiiwuuuwiiiiiiwuuuuuuuuuuu. De inmediato me reí por dentro, seguía escuchando a Michelle sin escucharla, que al terminar su transacción, va a mi cubículo y le digo como riéndome, la ath se comió la tarjeta, vengo ahora. Son casi las 10:00 AM. Busco al policía (convenientemente, había uno justo al lado, como siempre, lo bueno y lo malo todito junto), entre señas, un app de traducción, y aproximadamente 2 palabras, logramos comunicar que "tarjeta máquina comió". El policía era un señor de unos 60 años que, reconociendo que no nos entenderíamos hizo más señas que lo que intercambió palabras. Me señala el número al que hay que llamar, y llamo (gracias tecnología, en ese momento me funcionaba el celular para llamadas y para internet). Me contestan la llamada y, obviamente lo pongo a él al teléfono, hablan unos minutos, me pasa a la muchacha que me dice: "police take you, come to me, wait 2 hours". Él me señala su motora, y de inmediato se vira para buscar su uniforme, me quedo mirando la motora y vuelvo a mirarlo, y miro a Michelle y me señala a mi como que "solo tú". Le digo a Michelle que me espere en la pagoda, acordamos hora de encuentro: 11:30 AM. 

       Son las 10:30 AM, me voy como una princesa en la motora con el policía, nos encontramos con otros colegas en el camino, se ríen y hacen chistes que no entiendo pero sé que van dentro de la línea de "de dónde carajo la sacaste". En eso Augusto me señala para el lado, hay una mariposa volando justo al lado de nosotros durante todo el trayecto, me pareció de lo más linda y le sonreí, y Augusto se puso a hablar con ella. Me estuvo extraño que hablara español, y recordé una historia que me contó Michelle, pero justo ahí cogimos un hoyo que me llevó el corazón a la boca y me enfoqué en agarrarme a la vida

       Llegamos al banco, el policía entró primero y me señaló una silla cuando intenté hacer la fila donde estaban atendiendo. Habló com alguien, me señaló que viniera, y me pasaron atrás directamente. No estuve en esa oficina más de 5 minutos, me tomaron la información, y me dijeron "here afternoon 1 o'clock", y me señalan la puerta. El policía camina a la salida y lo sigo como perrito faldero, me monto en la motora de nuevo, y el policía me lleva de vuelta a la pagoda y me señala la entrada, le dije gracias con los ojitos y, acto seguido se despide con una sonrisa hermosa de "sí sí ya normal bye".

       Entro a la pagoda, y después de caminar unos 5 minutos veo a Michelle postrada frente a una estatua del Buda. Sonreí antes de avisarle que estaba ahí, quería mirarla así para no olvidar nunca la escena, que me resultó super especial. Antes de mediar palabras salió la misma mariposa volando de detrás de mí y se posó al lado de Michelle, ella la miró aliviada y miró hacia atrás, y le enseño la tarjeta de ath y nos echamos a reír los cuatro, justo en ese momento entendí que esa mariposa no era una mariposa,  era la duende de Michelle. 

       El tiempo y la escena se detuvieron por no sé cuánto tiempo en lo que conectaba todos los datos, me pasa con frecuencia, sobretodo si hay café envuelto, me pongo tan rápida que todo se detiene, algo así como el animalito de la película Over the Hedge. Hacía casi tres años la mamá de Michelle se había ido con la hermana gemela de La Vida, La Muerte, y antes de irse con ella,  le había dicho que estaría siempre con ella, en forma de mariposa. Michelle es Mayor de 5 Años, así que nunca había visto a la duende que la acompaña desde niña, pero su mamá sí conocía a Gahel, la duende en forma de mariposa. Gahel le contó a su mamá que los duendes experimentan todas las realidades, tanto las que son guiadas por La Vida como las de su hermana, así que ella supo que podría comunicarse con Michelle a través de Gahel por siempre, por eso le pidió que estuviese pendiente a las mariposas. Al llegar a la pagoda, Michelle pidió que todo saliera bien, y Gahel quiso ayudar, por eso vino con Augusto y conmigo, y me ayudó a encontrarla rápido al regresar a la pagoda. 

       Cuando el tiempo empezó a correr de nuevo, Michelle estaba frente a mí abrazándome, a mi no me gusta el contacto físico, pero fue tan especial saber sin poderle decir todavía todo lo que me había dicho Gahel que no solo permití el abrazo, si no que lo contesté con mis clásicas palmaditas en la espalda. 

       11:00 AM - Vimos la pagoda con calma, y descubrimos cada recoveco, con Gahel aleteando en cada esquina, y Augusto escondiéndose entre las estatuas del Buda jugando de esconder con ella. Salimos y cogimos senda jartera, en un lugar al que llegamos por un error mío en el que nos tomaron fotos y todo al terminar porque aparentemente es una fonda de almuerzo de oficinas cercanas y no el restaurante que asumí habíamos encontrado. 

       12:55 PM - Tarjeta en mano, montada en el carro, continuando la ruta a la próxima pagoda,  con Gahel volando frente al carro que alquilamos, mostrándonos el camino. 

 

8 de octubre de 2017

 

https://www.youtube.com/watch?v=VXr7J7Ss8lA

 

Dentro de dos semanas te cuento otra historia, mientras tanto, puedes conectar conmigo la próxima semana en Sanando con tu Duende, un espacio para la sanación cuántica. Un podcast en el que te cuento lo que me enseña mi duende Augusto a través de nuestras sesiones de sanación. Si me quieres ver antes, te espero el miércoles a las 12 PM hora de Puerto Rico, a través de nuestro canal de YouTube y en Instagram, en una sesión en vivo en la que podrás hacerle tus preguntas a Augusto, y de paso ir aprendiendo a conectar con tu duende. Sí, tienes un duende. Te recuerdo que junto con Augusto, y muchos otros guías, imparto sesiones de sanación cuántica a todos esos niños eternos que están dispuestos a sanar, reprogramando sus creencias. En las notas del programa te dejo todos los enlaces, para que puedas reservar tu sesión, y visitarnos en nuestros otros espacios. 

 

https://linktr.ee/natalita_

 

Nos veremos otro dia que no sea hoy. ¡A dormir!