Dec 29, 2019
Te saluda Natalita, y por ahí anda mi duende Augusto, que no se si lo oyes todo emocionado. Él es el más fiel compañero que existe, ¿y sabes qué? ¡A ti también te acompaña uno, aunque todavía no lo conozcas! Soy una niña eterna que ayuda a otros a recordar La Gran Ciencia del Balance, contando historias de nuestras aventuras por La Princesa. Junto con Augusto, y muchos otros guías, imparto sesiones de sanación cuántica a todos esos niños eternos que están dispuestos a sanar, reprogramando sus creencias, pero de todo eso te cuento en las notas del programa. Mientras tanto, te dejo con una de las versiones de mi misma, que cuentan historias de colores, según quien decida contar la historia del día.
Bitácora de aventuras, edición Perú:
Les cuento la más reciente (habiendo saltado algunas). Para que sepan desde ahora el señor sol, que usualmente es mi amigo fiel, acá es un poco diferente. Al parecer estar tan alto y tan cerca de él te hace más su siervo que un fin de semana en Culebra. Anoten eso, no repitan mis papelones por favor. Entonces, me he puesto un poco rojita tomatito en el camino a Machu Picchu, además de mega seca por el frío, así que he decidido tratarme tal cual lo hago en Puerto Rico, a puro aceite de coco. Al parecer, acá hace falta de que plastas de vaselina, así de seco y frío y sol, un clima bien loco pero que se disfruta. Claro, que me he dado cuenta de que no funcionó en una guagua de 6 horas que terminó siendo de 8 horas sin ningún tipo de acceso a nada que no fuera esperar sentada. Finalmente, llego a Puno y logro, entre otras aventuras, llegar a la botica (farmacia con empleados que te recetan pero ninguno es doctor, super nebuloso, pero es de las cosas que más me han hecho reír acá). Agarro de todo: cremas, manteca y hasta vaselina (porque justo ahí noté que no podía ni sonreír). Llego al hostal, me miro en el espejo y........ mi carita parece que fue a la guerra, pero de que grietas, pellejos, tonos rojos, marrones y violetas y to'a la pendejá' (porque this is how we do it, con baile y todo) (insertar carita riendo por no llorar). Ahhhh, en serio, no me debería dar gracia pero pues, esto es lo mío jeje
Al otro día se supone que arranque a eso de las 6:30 AM para agarrar un bote para quedarme en el lago de un día para otro y visitar un par de islas. Decido no dejarla caer y, literalmente, me vacío el pote de vaselina en la carita de esa tipa que en verdad ni se parece a mi pero iba a ir en representación mía al otro día a como de lugar. Por la mañana me levanto y no encuentro ni cómo pasarme la mano por la cara con el agua, ahora hemos añadido líneas y puntos blancos a la obra de arte que ha decidido ser mi cara (insertar ojitos muy grandes con lágrimas a punto de caer pero riéndose). En serio, me reía y decía "¡en serio!" como una anormal.
Me armo de valor, y me enjuago un poco, ya son las 7:15 AM. Me resigno a quedarme en el cuarto encerrada como el pequeño mostrito que soy, me embarro en vaselina de nuevo, y me meto a la cama como una niña malcriada.
Bendiciones a su manera, hubiese perdido mi vuelo si todo hubiese ido con el plan original, continuamos firmes en que la vida me manda lo mejor y lo peor, en el orden adecuado.
31 de mayo de 2016
Dentro de dos semanas te cuento otra historia, mientras tanto, puedes conectar conmigo la próxima semana en Sanando con tu Duende, un espacio para la sanación cuántica. Un podcast en el que te cuento lo que me enseña mi duende Augusto a través de nuestras sesiones de sanación. Si me quieres ver antes, te espero el miércoles a las 12 PM hora de Puerto Rico, a través de nuestro canal de YouTube y en Instagram, en una sesión en vivo en la que podrás hacerle tus preguntas a Augusto, y de paso ir aprendiendo a conectar con tu duende. Sí, tienes un duende. Te recuerdo que junto con Augusto, y muchos otros guías, imparto sesiones de sanación cuántica a todos esos niños eternos que están dispuestos a sanar, reprogramando sus creencias. En las notas del programa te dejo todos los enlaces, para que puedas reservar tu sesión, y visitarnos en nuestros otros espacios.
Nos veremos otro dia que no sea hoy. ¡A dormir!