Preview Mode Links will not work in preview mode

Bitacora de Aventuras


Dec 30, 2019

Te saluda Natalita, y por ahí anda mi duende Augusto, que no se si lo oyes todo emocionado. Él es el más fiel compañero que existe, ¿y sabes qué? ¡A ti también te acompaña uno, aunque todavía no lo conozcas! Soy una niña eterna que ayuda a otros a recordar La Gran Ciencia del Balance, contando historias de nuestras aventuras por La Princesa. Junto con Augusto, y muchos otros guías, imparto sesiones de sanación cuántica a todos esos niños eternos que están dispuestos a sanar, reprogramando sus creencias, pero de todo eso te cuento en las notas del programa. Mientras tanto, te dejo con una de las versiones de mi misma, que cuentan historias de colores, según quien decida contar la historia del día.

 

Bitácora de aventuras, edición 'Tamo' en Vivo:

 

       ¡Sube sube sube el mike! Ok ya ya ya, seriedad.  Les dejo una historia amarilla (rayando para dorada de tan amarilla), a manera de update. 

       Hace unos tres años andaba en una de mis cacerías de ruinas. La última que fui a ver esa tarde estaba en un pueblo pequeño algo alejado de donde me estaba quedando. Llegué hasta el terminal de guaguas, y la parada estaba a unos 30 minutos del lugar, así que caminé. Al llegar, vi muchos bicitaxis, y uno de ellos me dijo: aquí siempre habemos muchos, llevamos a los visitantes al terminal al cerrar el parque. Me dije a mi misma, perfecto, me puedo dar mi puesto. Unas horas, un atardecer perfecto y muchas piedras antiguas después, salí del parque, con el bailecito característico que acompaña conocer unas ruinas, sobretodo si hay pirámides envueltas y total soledad por ser un sitio arqueológico "de menor importancia". Augusto me acaba de corregir, digamos que no total soledad, ausencia de personas y abundancia de duendes, quise decir. Al salir del parque, el estacionamiento estaba vacío, 0 taxis, 0 bicitaxis, 0 visitantes, 1 vehículo entrando, 1 en el estacionamiento, 1 guardia de seguridad entrando a su turno, 1 saliendo de su turno mientras cierra el candado prácticamente detrás de mi último paso después de cruzar el portón…

       Soy de las personas que hace 20 planes para todo, solo para terminar distraída con otra cosa, o haciendo lo que La Vida decidió. Si con una cosa puedo resumir mi existencia es con el hecho de que no cojo lucha con nada. Y no te diría que tiene que ver con la sabiduría que uno va recogiendo con los años, si no que más bien es una cuestión de vagancia, coger lucha da trabajo, y no estoy pa' eso, prefiero dar una bailaita y bregar con lo que cae. Llevo años exponiéndome a situaciones a ver qué historia saldrá de cada aventura en la que termino, y otros tantos años más queriendo plasmarlos, para causar risas, sonrisas, y cualquier otro sentimiento que quien las reciba decida. Debo confesar que la mayor parte de las veces, cuando pasan las cosas, mi enfoque se va a pensar en cómo lo voy a contar y no a pensar en cómo resolver la situación (si es que tiene solución). Estoy convencida de que esa inocencia me ha mantenido a salvo por años, algo así como los bebés, que se revientan y no pasa nada hasta que alguien hace una mueca que indique que se reventó. 

       Hablando de los 20 planes y los caprichos de La Vida, me propuse publicar en noviembre, y andaba todo viento en popa y a flote, y de repente el barco atracó en una isla, y me bajé, ¿a quién no le gusta la playa? En la isla andaba Miguelo (mi novio lindo) leyendo varios libros a la vez y opinando sobre todo como de costumbre, lo abracé y jugamos un rato, en verdad jugué yo, hice castillos de arena mientras él leía, también como de costumbre. Cuando me fui a montar en el barco para irme, Augusto (mi duende) no se quiso despedir de Mako (su duende), y estando Augusto, Mako y yo en el barco, no se pudo resistir y se montó, con todo y que le enseñé el aguacero que se veía de fondo, relámpagos y oleaje incluido. Le conté que en este barco lo que se hacía era hablar solo pero pensando (y soñando) que con miles a la vez, que yo contaba historias y que él podía hacer lo que quisiera, y lo que quiso fue enseñar, y compartir fragmentos de sus libros con los que no tienen los libros que él tiene la suerte de tener. 

       Si te gustan las historias, y quieres escuchar una todos los días antes de dormir, te regalo este enlace a Bitacora de Aventuras, y te cuento que llevo hablando sola más de una semana, pero esa soledad de micrófono termina hoy al oprimir "post".  Te cuento también que estaré regalándote un par de enlaces más, pero esos los dejé de decoración en el castillo de arena, para que el agua y el viento los terminaran de pulir, así que cuando los busque te aviso. Si quieres escuchar a Miguelo contándote lo que lee en sus libros, te regalo este otro enlace a http://a-prende.libsyn.com/, así A-prende's con él, tanto como hasta ahora solo aprendía yo.

 

PD: Me distraje otra vez, igual que cuando casi duermo en una pirámide, pero eso te lo termino de contar mañana a las 10 PM en el episodio 013. Mientras tanto, date una bailaita tu también. Nos vemos otro día que no va a ser hoy. ¡'Tamo' en vivo!

 

https://youtu.be/aKuivabiOns 

 

28 de diciembre de 2019

 

Dentro de dos semanas te cuento otra historia, mientras tanto, puedes conectar conmigo la próxima semana en Sanando con tu Duende, un espacio para la sanación cuántica. Un podcast en el que te cuento lo que me enseña mi duende Augusto a través de nuestras sesiones de sanación. Si me quieres ver antes, te espero el miércoles a las 12 PM hora de Puerto Rico, a través de nuestro canal de YouTube y en Instagram, en una sesión en vivo en la que podrás hacerle tus preguntas a Augusto, y de paso ir aprendiendo a conectar con tu duende. Sí, tienes un duende. Te recuerdo que junto con Augusto, y muchos otros guías, imparto sesiones de sanación cuántica a todos esos niños eternos que están dispuestos a sanar, reprogramando sus creencias. En las notas del programa te dejo todos los enlaces, para que puedas reservar tu sesión, y visitarnos en nuestros otros espacios. 

 

https://linktr.ee/natalita_

 

Nos veremos otro dia que no sea hoy. ¡A dormir!