Preview Mode Links will not work in preview mode

Bitacora de Aventuras


Apr 30, 2020

Te saluda Natalita, y por ahí anda mi duende Augusto, que no se si lo oyes todo emocionado. Él es el más fiel compañero que existe, ¿y sabes qué? ¡A ti también te acompaña uno, aunque todavía no lo conozcas! Soy una niña eterna que ayuda a otros a recordar La Gran Ciencia del Balance, contando historias de nuestras aventuras por La Princesa. Junto con Augusto, y muchos otros guías, imparto sesiones de sanación cuántica a todos esos niños eternos que están dispuestos a sanar, reprogramando sus creencias, pero de todo eso te cuento en las notas del programa. Mientras tanto, te dejo con una de las versiones de mi misma, que cuentan historias de colores, según quien decida contar la historia del día.

 

Bitácora de Aventuras, edición La Libertad:

Historia Verde

       Mientras Augusto y la pequeña Natalita hacían esquejes en el Balconcito de la Felicidad, continuaron su conversación mientras yo terminaba el almuerzo con las hojitas que me trajeron...

 

N: Mmm, yyy ¿por qué es libertad?

A: En la seguridad alimentaria, todos tienen todo lo que necesitan pero, ¿quién se los da?

N: ¿Los papás? ¿El gobierno?

A: Podría ser pero, ¿y el día que falten ellos?

N: Verdad es, habría que aprender como ellos lo hacen entonces

A: Exacto, en la soberanía alimentaria, todos tenemos las herramientas necesarias para producir todo lo que necesitamos

   

       Es en las crisis que más claro nos queda lo que es realmente importante, y esta crisis no ha sido la excepción.  Al final del día, nos puede faltar todo menos la comida, y quien tenga control de los alimentos, nos controla a todos, querramos admitirlo o no. Hace unos años me tropecé con una frase que cambiaría por siempre todos mis rumbos, aunque ese día todavía no lo supiera:

“El acto más revolucionario, es sembrar un huerto”.

       Me creía revolucionaria y buscadora de la libertad, hasta que tropecé con esa frase y me dije: “estás bien atrás mija”. Yo siempre he sido amante de las plantitas y de las conversaciones con ellas, pero de ahí a buscar que pudiera cosechar un alto porcentaje de mi consumo hay un largo trecho, trecho que no caminaba aun, y que hoy apenas comienzo a caminar. 

       Con los años, me siguió calando cada día más esa frase, y no pude evitar verla aplicada a todos los aspectos de la vida diaria. Mientras más investigaba, más me daba cuenta de todas las trabas que hay para el que desea cultivar sus propios alimentos / ser libre, que hasta ese momento eran invisibles para mí (porque no lo estaba intentando). Lograr ver las trabas, inevitablemente, te hace pensar, ¿por qué tanta complicación? ¿para qué tanta traba? ¿cómo es posible que no se puedan guardar semillas? ¿o cosechar sin semillas y tener que comprarlas si quieres sembrar otra vez? La mayoría de las semillas que conseguía, me daban un falso sentimiento de seguridad alimentaria, pues sí, podía sembrar y cosechar, pero no podía romper el ciclo de tener que comprar más semillas. Es un ciclo que solo se puede romper sembrando y multiplicando semillas ancestrales y, para nuestra fortuna, hoy están disponibles, si sabes donde buscar. 

       La naturaleza nos recuerda a diario que tiene de todo, y no solo que tiene de todo, que tiene de sobra de cada una de las cosas, lo que siempre me recuerda a mi abuelita (y la de muchos me imagino) cuando decía: “de donde come uno comen dos”. Ellos sí que sabían. La naturaleza también nos enseña a poner todo a la disposición de todos, pensaría uno que eso eventualmente lo que hace es poner en riesgo de que se acabe, pero en realidad es su sabia manera de multiplicarse. 

       Creo que cuando se trata de conocimiento y de necesidades básicas, lo más lógico es multiplicar ese conocimiento. Un día en el trabajo, estábamos en plena implementación de los últimos pasos para la apertura de una nueva tienda, y el dueño del restaurante paró en seco de momento para decirme algo de la infraestructura y el horario del restaurante de al lado, que le parecía que podía mejorar. Se fue sin decir nada, y volvió 5 minutos después y me dijo: “voy a hablar con ellos, para ver si les ayudamos con tal cosa y pueden permanecer abiertos hasta más tarde, como nosotros”, y volvió y se fue a revisar otra cosa. Yo anoté para tener eso en agenda para la semana, y cuando volvió (a los 5 minutos otra vez) me dijo: “Natalita, siempre ten presente, que el vecino tiene que estar mejor que tú, si él está bien, tú estarás bien, no existe la competencia si te llevas enredado al de al lado, se tienen que ayudar, así se mejoran las áreas”. Nunca olvidé eso, y quizás me lo llevé más al pecho de lo que él hubiera sospechado, pero si de algo estoy segura y he comprobado, es que él tenía razón. 

       En momentos como este, y ojalá que en adelante, debemos unir esfuerzos en comunidad en pos del bienestar de todos. No nos sirve de nada tener todas las destrezas para la soberanía alimentaria, si todos los que están a nuestro alrededor no las tienen también. Es la imagen clásica del comienzo de una de esas películas apocalípticas, si unos tienen y otros no, ¿qué le queda por hacer al que no tiene? Cruzar la verja y llevarse uno de los ñames de la finca. No digo que esté bien ni mal, simplemente es algo que pasará, inevitablemente. 

       Hace como un año fuimos a la finca, andábamos con los niños, estábamos entrando, y de la finca salían 3 personas, uno con un rifle, otro con un perro gigante y otro de otro lado con un saco lleno de ñames, con una tranquilidad que daba hasta gracia. Los saludamos, y les dejamos saber que ya la finca no estaba abandonada, y nos presentamos. El del saco de ñame nos ofreció orgulloso unos cuantos, y los aceptamos, tratando de no estallar en risa frente a él, pues fue tan genuino en toda la intención de compartir y decirnos cómo y de dónde los sacó (que era de dentro de la finca). 

       Esa finca lleva más de 30 años “abandonada”, él no debía tener más de 40 años. En realidad, ese espacio es más de ellos que nuestro, ellos llevan entrando y saliendo a cazar palomas y cosechar lo que allí crece solo desde que eran niños. ¿Quién soy yo para venir de un día a otro a cambiarlo todo a la fuerza? No, eso no puede traer resultados positivos para ninguno. 

       Mucha gente me aconsejó cercar, pero me rehuso a cercar. No tanto porque quiera tener gente entrando y saliendo de la finca con rifles y perros, obviamente, más bien por lo que significaría cercar. Yo estoy bien, tú estás mal, esta tierra que produce hasta sola ahora es mía, y tú ya no tienes nada. Poco a poco los fuimos viendo menos cada día, de una forma u otra entendieron que ya no se puede entrar y salir a antojo, pero mi plan no es mantenerlos aislados por siempre, al final del día, conocen todo mejor que yo, y podemos aprender mucho unos de otros; y lo más importante, tengo toda la intención de conformar una comunidad, para vivir en la libertad que solo te puede dar la soberanía alimentaria. 

 

26 de abril de 2020

 

Y para ti, ¿que es libertad?  ¿Me cuentas? 

 

Dentro de dos semanas te cuento otra historia, mientras tanto, puedes conectar conmigo la próxima semana en Sanando con tu Duende, un espacio para la sanación cuántica. Un podcast en el que te cuento lo que me enseña mi duende Augusto a través de nuestras sesiones de sanación. Si me quieres ver antes, te espero el miércoles a las 12 PM hora de Puerto Rico, a través de nuestro canal de YouTube y en Instagram, en una sesión en vivo en la que podrás hacerle tus preguntas a Augusto, y de paso ir aprendiendo a conectar con tu duende. Sí, tienes un duende. Te recuerdo que junto con Augusto, y muchos otros guías, imparto sesiones de sanación cuántica a todos esos niños eternos que están dispuestos a sanar, reprogramando sus creencias. En las notas del programa te dejo todos los enlaces, para que puedas reservar tu sesión, y visitarnos en nuestros otros espacios. 

 

https://linktr.ee/natalita_

 

Nos veremos otro dia que no sea hoy. ¡A dormir!

 

 

Si quieres semillas libres y apoyar un negocio local, ve a  www.desdemihuerto.com  

 

Si conoces de otro, ¡cuéntanos!